CAMPEONES Y SIN PAUEs el 2 de septiembre de 2006, sábado, en el barrio japonés de Urawa. Es cerca del Saitama Super Arena, y España ya está en la final del Mundobasket tras una semifinal de hierro y angustia ante los lobos de Argentina, los campeones olímpicos.
Es sábado 2 de septiembre en Urawa, y en la puerta del Hotel Royal Urawa Pines, sede de las selecciones, excepto EE UU, se prepara una escena volcánica: una ambulancia y decenas de reporteros españoles esperan la salida de Pau Gasol. Y...
En pocos minutos, la puerta del Royal Urawa Pines entra en erupción: los guardias de seguridad del hotel intentan despejar a las cámaras, a mamporro limpio. Vuelan puñetazos, cuando en una silla de ruedas aparece Pau Gasol Sáez. Y, con la sonrisita lobuna de los líderes, Pau Gasol deja escapar dos palabras: "Ánimo, ánimo". El escenario bélico hispano-japonés se calma como por ensalmo ¿Era Gasol o es el Cid Campeador...? A metros de su Pau, la madre, Marisa Sáez, junto al pequeño Adriá Gasol Sáez, deja escapar lagrimitas: "La gente estará contenta por jugar la final, y yo sólo pienso qué pena más grande de mi hijo, que se va a quedar sin esa final". Señora, que no, que Pau juega. Va a jugar, ya lo verá usted.
En pocas horas, el diagnóstico: el pie de Pau se ha roto, y en la fractura se evapora la temporada NBA de Memphis. Pero no España: no en esta final.
BICAMPEON DEL MUNDOHace años, Michael Schumacher, sentado en su trono, se propuso dos razones para dejar algún día las carreras: "Me iré de la F-1 si dejo de disfrutar con este trabajo o si veo que me cuesta mucho ganar a un piloto más joven". Esta segunda premisa tiene nombre y apellidos, Fernando Alonso, y es una de las razones (otras se ciñen a la marcha de Ross Brawn o la actitud del presidente Montezemolo) que han llevado al piloto con más palmarés a abandonar los grandes premios. El asturiano se ha proclamado el bicampeón más joven de la historia en un duelo de poder a poder y con desventaja técnica desde la quinta carrera del año. Sólo sus genialidades y los neumáticos Michelin pudieron salvar algo las prestaciones de un Renault en decadencia. Su gesta ante un genio le convierte, sin duda alguna, en el deportista español del año.
Lección.
Ha demostrado que no sólo tiene más talento natural que el Kaiser, también posee con sólo 25 años, más aplomo. Puedo asegurarles que el duelo de Renault y Ferrari fue de los que hunden a cualquiera. Con decisiones políticas extrañas, como la supresión del Mass Damper, o la sanción increíble a Alonso por estorbar supuestamente en Monza a Massa (que iba detrás a ¡93 metros!), conatos de peleas entre los mecánicos de ambos equipos y hasta piques entre periodistas. La presión se cortaba en el paddock.
Nadie dudará de las ganas increíbles de Michael en su despedida, ahí está ese adelantamiento a Kimi en Brasil. Sin embargo, la estrella española no cometió ni un error grave por los cuatro de su rival. Sólo dos ejemplos: Schumi se salió en Melbourne cuando podía lograr un valioso cuarto lugar y en Mónaco perdió la carrera al aparcar antideportivamente su coche en la pista para quedarse la pole. La justa sanción le costó el triunfo. Mientras Michael abandonaba por un toque en Hungría, Alonso se iba orgulloso, pese a su avería, de haber firmado el mejor arranque bajo la lluvia de la historia. Todo esto en su último año con Renault. Ahora empieza su era en McLaren, ya sin el Kaiser, y nadie parece capaz de detenerle.
PEREIRO,GANADOR VIRTUAL DEL TOUR DE FRANCIA
Alejandro Valverde era el hombre señalado por todos para suceder a Lance Armstrong en lo más alto de los Campos Elíseos, pero una caída camino de Valkenburg, en la tercera etapa, dejó al Illes Balears huérfano de líder en un Tour loco marcado por la ausencia de Ivan Basso, Jan Ullrich y Paco Mancebo a causa de la Operación Puerto.
Entonces un valiente dio un paso al frente. Fue Óscar Pereiro, un ciclista sin complejos que entendió que el más osado podría escribir su nombre en letras de oro en la carrera más prestigiosa del mundo. Se metió en una escapada-bidón en la 13ª etapa y se enfundó el maillot amarillo. Luego, un rabioso Floyd Landis se exhibió en Morzine y al final arrebató el liderato al pontevedrés en la crono de la penúltima etapa. Había sido un Tour fabuloso, hasta que saltó al noticia de que detrás de la arrancada del menonita había testosterona: Dopaje. Pereiro es ahora el virtual ganador, aunque el asunto esté embrollado en los tribunales.
Valverde también tocó la gloria ganando la Lieja-Bastoña-Lieja (la decana), la Flecha Valona, el bronce en el Mundial y fue segundo en la Vuelta a España.
